Mintransporte llama a diálogo con transportadores, pero precio del ACPM no es negociable

El viento seco de septiembre arrastraba consigo un aire de incertidumbre mientras la ministra de Transporte, María Constanza García, se presentaba ante el país para desglosar las tensiones que el paro de transportadores de carga había sembrado en las carreteras colombianas. Con la serenidad de quien ha vivido otras tormentas, García enumeró las 46 situaciones y los 11 bloqueos que atenazan el territorio, señalando con preocupación la herida más profunda en Santander. Aun así, su voz no tembló al extender una mano abierta al diálogo, convocando a los camioneros a una reunión crucial el martes, 3 de septiembre, a las 9:00 de la mañana. La esperanza de un acuerdo se dibujaba en sus palabras.

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La ministra fue clara y contundente al abordar uno de los temas más álgidos: el aumento en el precio del ACPM. Con una firmeza que no admite vacilaciones, explicó que este incremento no constituía una carga insostenible para los transportadores, una afirmación sustentada en datos y cálculos que revelan su impacto moderado en el índice de precios al consumidor. "Nuestro Gobierno ha estado abierto al diálogo", reiteró, como una letanía que buscaba calmar los ánimos. "Este primer incremento es una necesidad ineludible, un ajuste que tras 56 meses de inacción debía materializarse". Y en su tono, la promesa de que los efectos serían soportables, reflejada en ese escueto 0.3% de aumento en el costo de vida, intentaba disipar las sombras de inquietud que rondaban en el aire.

No obstante, García no dejó espacio para malentendidos: el desmonte del subsidio no estaba sobre la mesa. En cambio, ofreció la mesa de negociación como el escenario donde las voces del gremio y el Gobierno podrían encontrarse y forjar, en conjunto, soluciones que aliviasen las cargas de los transportadores. Con la convicción de quien conoce el peso de sus decisiones, la ministra recordó que la determinación del Gobierno, lejos de ser arbitraria, se fundamentaba en la realidad de un costo acumulado de $1.6 billones para lo que restaba del año.

Así, con un llamado a la razón y al entendimiento, García cerró su declaración, dejando en el aire la invitación a seguir trabajando juntos, no desde la trinchera del conflicto, sino desde el campo abierto de la concertación. Las palabras de la ministra se perdieron en el viento, mientras el país aguardaba el desenlace de este capítulo de su historia.