Por medio de un comunicado que deja entrever la urgencia de la situación, la Nueva EPS informó que en el mes de agosto recibió un reporte alarmante del Ministerio de Salud sobre un brote inusual de mordeduras de murciélago en el remoto departamento del Chocó. El informe, que ha despertado una profunda preocupación, revela que se identificaron 41 casos en la región, de los cuales 31 corresponden a afiliados de la entidad, lo que subraya la vulnerabilidad de esta población frente a una amenaza que acecha en la oscuridad de la selva.
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La situación en Chocó no es un hecho aislado. Hasta la semana epidemiológica 32 de 2024, la Nueva EPS ha registrado un total de 24.523 casos de agresiones por animales potencialmente transmisores de rabia en todo el país, una cifra que se desglosa en un promedio mensual escalofriante de más de 3.000 casos. Estos números no solo son alarmantes por su magnitud, sino porque ponen de manifiesto la importancia vital de una intervención rápida y efectiva. La rabia en humanos avanza en un sombrío y letal camino de cuatro fases: en la primera, la enfermedad es completamente prevenible a través de la aplicación de la vacuna; pero a partir de la segunda fase, la mortalidad se dispara a un aterrador 99.9 % a 100 %, dejando en claro que el tiempo es un factor que no concede segundas oportunidades.
Mientras tanto, las cifras continúan siendo verificadas por las entidades encargadas que han desplegado equipos en el territorio, inmersos en un proceso minucioso de verificación y atención de los casos. La Nueva EPS, consciente de la gravedad de la situación, ha emitido un llamado urgente a la vigilancia activa y al acompañamiento de cada caso registrado, particularmente en los municipios afectados donde sus afiliados enfrentan una amenaza tangible. Es un recordatorio crudo de que, en las fronteras más olvidadas del país, la salud sigue siendo un territorio de constante batalla, donde la intervención temprana puede ser la única barrera entre la vida y la muerte.